No puedo decir que montar nuestro taller de encuadernación artesanal haya sido una tarea fácil, asi como tampoco fue sencillo ponerle un nombre que diera una idea del respeto, que no culto, que ambos tenemos por los sistemas estructurales que conforman, primero que nada al arte ligatorio; y segundo al conocimiento interdisciplinario que nos permite seguir teniendo, en condiciones óptimas y saludables nuestros libros: la conservación preventiva y la restauración de material encuadernado

Desfilaron ante nosotros una veintena de posibilidades para ponerle nombre a esta opificina ligatoria, de opifex, genitivo opificis, «artífice», compuesto de opus, obra, trabajo y fex de facere, hacer. Al final de esta extenuante retahila recordé, de un post que escribí el año pasado, el nombre que recibe el lomo del libro en latín «Umbilicus Volumini» en castellano «El Ombligo del Volúmen».

Maravillosa ocupación la nuestra que atiende a los ombligos-lomos de los libros, que desde hoy, y espero que por mucho tiempo, nos serán encargados y felizmente terminados en nuestro renovado taller.

Ombligo lo es en tanto que da origen a una inmensa lista de procedimientos de costura y enlace de estructuras afines; y lomo en tanto que estas uniones le dan cabida a los recubrimientos que embellecen nuestros libros.

Sigo pensando, y nadie me lo podrá quitar de la cabeza, toda vez que no me demuestren lo contrario, que el antiguo inventor de esta suma de angulos diedros posó su mirada en un objeto primigenio ¿Y que otro mas parecido al libro sino tu mismo cuerpo? Como es natural una hermosa copta hubiera sido, por obvias razones y divininas proporciones, de mayor utilidad para inventarse un volúmen de mayores dimensiones.

Como sea que esto haya sido, y como quieran ustedes interpretar la anatomía de este objeto, me complazco en presentarles el taller que se inaugurará el día de mañana a las 6 de la tarde en los altos del Instituto Manuel Toussaint, si no pueden llegar al brindis que hemos preparado para ustedes contamos con su visita cuando así lo deseen que se les estará esperando.

Link:
Taller de Encuadernación Artesanal «El Ombligo del Libro»

6 respuestas

  1. Felicitaciones a Minerva y Rodrigo por su nuevo taller !! Nunca lo había pensado hasta ahora, pero realmente el ombligo es el testigo de un cordón umbilical que existió entre un progenitor ( el encuadernador) que está alimentando a un bebé que crece y crece ( los cuadernillos que se incorporan a través de las costuras hasta completar el conjunto) y luego abrigándolo y protegiéndolo con todos los materiales de revestimiento… Es una imagen muy poética , muy lograda como nombre del taller. Un abrazo, Dina

  2. Muchas gracias Dina por tus amables palabras, ayer no cabíamos de contentos con la inauguración del taller, todo en orden, y pues fue un agasajo tener a los amigos, aunque ustedes estan lejos no dejamos de participarlos del evento con este artículo.
    Te mando un fuerte abrazo y mis parabienes para la gente de EARA

  3. Bravo!!! «El ombligo del mundo» me parece perfecto y con respecto a mí, les confieso que el hecho de haber elegido este nombre para vuestro taller me ha hecho pensar en el uso peyorativo que le dí hasta hoy. De aquí en más al mencionarlo no lo aplicaré de la misma forma anterior, me da otra visión del significado, algo muy bello. Los desnudos que eligieron para ilustrar son hermosísimos, son un goce para la vista como lo son las obras de arte, que por algo los artistas plásticos nos los vienen regalando a través de los siglos. ¡Éxito para los dos! Un fuerte abrazo, Elizabeth

  4. Después que envié el comentario anterior me dí cuenta que lo del «ombligo del mundo», podrían tomarlo como una equivocación de mi parte y no es así. Me parece que hice una asociación que parece que no todos pueden interpretar, por lo que pido disculpas. Elizabeth

  5. No te preocupes Eli aqui en México también se utiliza esa expresión de «El Ombligo del Mundo» y sabes, lo pensamos mas de una vez para ponerle ese nombre porque, como es natural, nos ibamos a exponer a esa comparación
    Creo que no hay mayor problema hasta ahora. Te pido una disculpa por andar corriendo siempre y no poder escribirte, pero sabes que por esta vía no perdemos contacto.
    Un abrazo fuerte ¿Como van tus papeles al engrudo los hiciste ya? Bueno luego me cuentas. Chao

  6. Habiendo yo siempre sentido el lomo del libro como “mío”, lo cual me ha impedido usar el martillo para darle forma, como se solía hacer y ha servido de guía a todo mi trabajo, me resulta difícil comparar el lomo con el ombligo que, para mi, debería estar escondido en el centro del fascículo central del volumen.
    Pero dejando estas consideraciones corporales, creo que “El ombligo del libro” pueda referirse a vuestro taller: Un ombligo o centro, donde todos los libros quisieran ir a parar.
    Felicitaciones.