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Nadie en su sano juicio compra cosas que no funcionan, yo si, aqui el Vandercook en las condiciones que lo compré.
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El mismo rol un par de meses después totalmente rehabilitado.
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El acta de nacimiento de mi Vandercook cortesía de Fritz Linke quien se encarga del archivo de la empresa en USA

El año pasado fue un año muy intenso respecto a las modificaciones que sufrió El Ombligo del Libro, de un taller dedicado exclusivamente a la encuadernación artesanal comencé a incorporar mucho material tipográfico de plomo y luego, por azares del destino, me ofrecieron este rol de pruebas Vandercook, recuerdo aún cuando fui a verlo y aún guardo la sensación de aquel galerón ruinoso y lleno de polvo donde se encontraban una Chandler 14.5×22, un linotipo, un pequeño rol de pruebas Poco Proof No. 0 y este hermoso pero muy venido a menos Vandercook SP-15.

Y nada, que apenas la maquina subió al primer piso del taller nos dimos a la tarea de limpiarlo por completo ayudado por Aurora del Rosal y Ricardo García, fue necesario desarmar la maquina y retirar toda la pintura vieja para prepararla para una base de gris que evitará futuras corrosiones y posteriormente pintarla, del sistema de entintado mejor no hablamos porque se fueron algunos paquetes de lija y mucho petróleo en el camino.

Al día de hoy solo resta mandar recubrir de nuevo los rodillos que yo mismo, con mis manos, eché a perder despues del tiraje de un cartel dedicado al Día Internacional del Libro y sin embargo, hago esta recapitulación a un año de que comencé esta aventura en la imprenta deseando con ello conjurar a los dioses de la tipografía, para que me lleven derecho a los proyectos que traigo en mente.