Como tantos otros magníficos profesionales, Cretté realiza sus estudios en la Escuela Estienne con Godefroy y Masset (curso de dorado) y con Henry de Waroquier (composición decorativa), revelándose como un alumno brillante. Consigue su diploma en 1910 y, tras seguir unos cursos avanzados, entra en el taller de Marius-Michel al año siguiente. Rápidamente se convierte en el mejor dorador del taller, pero su carrera se interrumpe con la guerra de 1914, como la de tantos otros profesionales, y vuelve a desarrollarse en 1919 con el regreso al taller de Marius-Michel. Aquí encuentra antiguos compañeros, como los doradores Gonil y Maillard y los encuadernadores Lordereau, Rivat y Trinkvel. En este momento y debido a su enfermedad, Marius-Michel prácticamente no puede trabajar y el control y la dirección real del taller se encuentran ya en manos de Cretté. Mientras trabaja en el taller, Cretté continúa perfeccionando el arte del diseño y retoma sus clases en la Escuela Superior de Artes Decorativas y en Follot, una academia privada muy reconocida.

En 1923, Marius-Michel le propone formar una asociación y en 1925 le cede por completo su lugar al frente del taller, dando origen a la firma «Cretté, Succ. de Marius-Michel» que no desaparecerá hasta 1930.

En 1925 se da a conocer como independiente y comienza a participar en todos los Salones de Artistas Decoradores siendo, incluso, miembro de su comité. Poco a poco va formando una clientela importante que le demanda decoraciones distintas a las del taller de su maestro, por lo que decide abrir su propio taller y abandonar la firma anterior. Es este período, a partir de 1930, en el que realiza su obra principal. Al estar considerado como un verdadero maestro del hilo y la rueda, al principio basa sus decoraciones únicamente en estas herramientas, pero paulatinamente introduce el mosaico.

Mientras algunos de sus contemporáneos se dedican a la copia más o menos fácil de las encuadernaciones de Legrain, Cretté crea su propio estilo con decoraciones sobrias, lógicas, equilibradas y bellas de línea y de forma. Al igual que Bonet, considera que el hilo es el más puro de todos los elementos de la decoración y se esmera en su ejecución.

Su conocimiento de las pieles y su gran maestría técnica hacen que compañeros como F.- L. Schmied y Dunand le encarguen la ejecución de algunas de sus obras. En estas colaboraciones, raramente actúa como simple ejecutante, sino que participa por completo en la decoración. Lo mismo sucede en su taller, en el que la totalidad del trabajo sale, si no de sus propias manos, sí de su directa supervisión. Él mismo concibe, diseña, traza los planos y monta las maquetas, pero también elige los materiales y dirige la ejecución sin dejar nada al azar o a la improvisación. Con él trabajan como encuadernadores Chanat, Chapeliére, Lipinski, Miguety Tence. Como doradores, Arnoult, Cochet, Jeanne, París y Rampin.

Es fundador y vicepresidente de la Société de la Reliure Originale y presidente del grupo de encuadernadores de arte del Syndicat de la Reliure, Brochure et Dorure de París. A lo largo de su vida, obtiene premios (Exposición Internacional de París en 1937) y reconocimientos (Cruz de Caballero de la Legión de Honor en 1955) a su mérito profesional.

Dolores Baldó Suárez. Arte y Diseño. Boletín No. 8. AFEDA

Descargar PDF (215 Mb):

Les Maitres de la reliure. Georges Cretté