Llevar un diario apelaba a ese instinto que daba significado a la experiencia e identidad personal de un individuo; Se animaba a los estudiantes a llevar un diario para aprender disciplina y buenos hábitos. Llevar un diario implica una esperanza para los futuros lectores. En la literatura del siglo XIX abundan las menciones frecuentes pero breves de los diarios de bolsillo, aunque en Inglaterra todavía se los llamaba «libros de bolsillo» mucho después del fin del siglo XVIII. Las Minas del Rey Salomón de H. Rider Haggard, The Moonstone de Wilkie Collins y muchas obras de Charles Dickens y Arthur Conan Doyle tienen incidentes clave que giran en torno a la información que se encuentra en diarios de bolsillo.

The Nineteenth Century American Pocket Diary. Louise L. Foster

En la Guerra Civil, a un soldado rico y alfabetizado que se marchaba para el servicio activo le habrían quitado el ambrotipo y habría comprado un diario de bolsillo y un suministro de lápices, bolígrafos y tinta. La sola posibilidad de muerte significaba que cada palabra se consideraba cuidadosamente y se omitía el lenguaje vulgar. En el diario de 1863 de James McCleary, su novia se identifica solo con iniciales, ya que deseaba proteger su identidad en caso de que su diario cayera en manos hostiles.

The Nineteenth Century American Pocket Diary. Louise L. Foster

Las citas anteriores pertenecen a la investigación The Nineteenth Century American Pocket Diary. Louise L. Foster publicada en el Volúmen 3 de Suave Mechanicals este ensayo examinó muchos de los diarios que conserva la las Colecciones Especiales de la Biblioteca de la Universidad de Alabama, quienes pertenecieron a personajes notables de la cultura de aquel estado de la Unión Americana.

Quise compartirles estas imagenes justo en esta temporada que acabo de terminar con un taller de Diario Pocket en el cual hubo un excelente y dedicado trabajo de parte de los alumnos. En apariencia esta encuadernación no es compleja pero si se le mira con detenimiento lleva una buena cantidad de trabajo y una dosis no menos alta de paciencia y dedicación.

Durante el siglo XIX en los Estados Unidos y otros países europeos, los talleres de imprenta y encuadernación semi-industriales vivieron su mayor auge económico, la diversificación de los productos impresos hizo que el formato códice fuera empleado para los mas diversos registros tanto públicos como privados.

Uno de estos casos fue la explosión que durante el período decimonónico hizo el empleo de diarios personales de bolsillo pensados ya no como encargos personales que se hacían a un artesano sino resultado de la planeación de una firma editorial y con el trabajo conjunto de grandes talleres de imprenta y encuadernación.

Encuadernación de un Diario Pocket. El Ombligo del Libro

Hasta aqui dejo mi post esperando poder encontrar mas y mejores ejemplos de estos Diarios, también quisiera hacer una pequeña investigación sobre estos mismos diarios en México para analizar sus cualidades materiales. Hasta entonces les deseo que sigan pasando un excelente domingo.